Gominolas de gin-tonic |
Una ventaja de no haber entrado en Masterchef es que, en
principio, no compartiré con ellos el copyright de mi libro “Qué comer (y
beber) para vivir cien años”. Mágicamente desbloqueado en mi cabeza tras 16
años de darle vueltas, con siete capítulos, cada uno titulado con una palabra
clave, y acompañado de recetas ilustrativas. Obviamente será un gran
best-seller si cumplo los 35 años que me faltan hasta la redonda cifra o me
invento una bonita excusa para palmar por el camino y se lucran en todo caso
mis descendientes. Añadir el dato de que este año 2024 se ha agotado mi primer
libro, “Se coge una cebolla” (ed. Ttarttalo, 2008), que, aunque poco lucrativo
como negocio, ha sido una experiencia maravillosa que me encantaría repetir.
Así que tras estas disquisiciones hechas para que consten,
gracias querido lector (o lectores si habéis sido dos o tres) por llegar hasta
aquí. Si el feedback fuera positivo, o si los haters fueran superfuribundos
prometo actualizaciones, incluso hasta un uso juicioso y razonable de las redes.
Si lees esto, Esther, que muchos recuerdos de mi amiga
Aitana, bellísima persona y finalista de Masterchef 7, que se alegra de que
sigas al pie del cañón. Me tiene prometido meter en su carta la tortilla de
patatas con langostinos que le pedí… ¿Veis? Otra ocurrencia.
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